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lunes, 7 de enero de 2013

UN PASEO POR EL GLORIOSO PASADO DEL BOX ESPAÑOL

El "arte de la defensa personal propia" tuvo mucho que luchar, en sí, allá por la época heórica, hasta lograr para España una situación preponderante. Eran tiempos aquellos, de ambiente romántico, en que nuestros boxeadores no mostraban el espíritu inquieto que luego habría de caracterizarles. Nos estamos refiriendo a la segunda década del siglo XX. Cuando por entonces eran campeones los Luis Vallespín, Alaix, Miró, Zaldívar, Puig, Molero y Kamaloff. Juan Molero, el de los "cruceros", era un hombre alto y delgado, mientras que José Teixidor, por raro contraste, dada su condición de peso fuerte, era bajo de estatura para su categoría. Su campaña se había desarrollado por el extranjero y años más tarde, en París, pondría en juego su Título frente a Paulino Uzcudun, que le ganaría antes del límite. 

Se puede decir que nuestro Boxeo nacional, tomó impulso a partir de la época de Ricardo Alís contra el Campeón de Europa el belga Piet Hobin. Fue una gran ocasión para nuestro compatriota, que perdió por incipiente, a través de viente asaltos interminables. Por entonces, tenía el valenciano diecisete años. 

Antonio Ruiz, boxeador popularísimo en su época, pudo haber llegado mas lejos en su carrera, conquistó para España,  el primer Título de Europa, en categoría de peso pluma , venciendo al belga Hebrans, que nada pudo hacer sino defenderse con habilidad relativa ante el de Tarancón, de condiciones excepcionales para ir lejos muy lejos...

Las primeras etapas dejaron el paso libre a nuestras figuras, que luego habían de brindar episodios brillantes. Fue Paulino Uzcudun en realidad, la figura cumbre, el que más propulsó con sus hazañas, el Boxeo patrio, elevandoló de su condición primitiva.

Figura vigorosa, pletórica de facultades, verdadero superdotado, uno de los mas extraordinarios encajadores de la Historia del Ring. Junto al macizo regiltarra, el agresivo Hilario Martínez, su compañero de "equipo", que también marcó época con su leyenda. Desbordaron pronto de Europa para irse a América en pos de la gran aventura. Allí ganaron fama y dinero. Se impusieron por su colorido. Al conjuro de sus proezas hubo muchos púgiles que se hicieron pasar por españoles -Ascensio, Agotte o Alf Ros entre otros- para aprovechar el buen ambiente, que nuestros compatriotas habían logrado crear en torno a la figura del boxeador español. De ahí que aprovecharan unos y otros, el momento psicológico, gracias a Paulino Uzcudun , a Hilario Martínez, a Ignacio Ara, a Gregorio Vidal, entre los más destacados, España se ganó un lugar de honor en el Boxeo a nivel mundial. A ello contribuyó Ricardo Alís que boxearía con los mejores boxeadores de su peso, bajo una campaña meritísima. Cualquiera con apellido español, tenía la seguridad de ser aceptado, de cotizarse. Formaban legión con mayor o menor popularidad: Antonio Ruiz, Pedro Sáez, Jeo Walls, Jim Morán, Cañizares, Tomás Tomás, Young Ciclone, Víctor Ferrand. . .

Antonio Ruiz, aterrizó en Argentina de la mano de Soriano, cuando aún brillaba con luz propia en la estrella de Luis Rayo, que luego sería rival de Justo Suárez. 

En La Habana teníamos a Jim Morán, que se llegaría a enfrentar con el Campeón Joe Dundée al igual que Hilario Martínez. También Ricardo Alís se enfrentaría en las Antillas al famoso Kid Charol. Tomás derrotado por Aranis del Pino y Puig, valiente y entero, regresó sin pena ni gloria. Por allí pasarían Gregorio Vidal, Justo Vidal, Paulino, Hilario, Ferrand, Rufino Álvarez, Manuel González, Ara, Antonio Mata, Isidoro, Blas de Mendieta, Martín Oroz, Martínez Fort, Andrés Castaño y muchos otros con anhelos de triunfo. Fueron surgiendo nuevas figuras, hombres de relieve que respondían por Vitriá, Murrall, Flix, Barbéns, Gironés, García Lluch, José de la Peña, Martínez de Alfara, Alvó, Ros, Sangchilli, Micó, Tejeiro, Gabiola, Mateo Oza, Lete, Olaguibel, Tavares, etc. España, pugilisticamente hablando, ya era una potencia, y así unos nombres más por no hacer la relación interminable, que comprendía a Pedro Ruiz, Arilla, Echeverría, Lafont, Fortunato Horas, Duerte, Iglesias, Las Heras, Cáliz Mompó, Carmelo Fenoy. . .

El Boxeo se hizo grande en el panorama nacional español, El mismo Toro de los Pirineos, ya no era el púgil inexperto que había triunfado  por  juventud, por fortaleza. Muchos pelearían con Campeones Mundiales, llegando Sangchilli a proclamarse el primer Campeón del Mundo de Boxeo español tras derrotar a Alf Brown, la famosa "Araña Negra del Panamá".

Marteau Gould, Dixon y Frank Grozier habían introducido la semilla, aunque no fueran quienes iban a recoger los frutos, después enriquecidos por aportes de Augusto Robert y Tony Berton, por no nombrar más que a dos de los mejores profesores.

EL BOXEO ES CIENCIA

Muchos no comprenden el Boxeo como actividad deportiva. Menos aún sport, dilettanti o amateur. Como medio o fin de sacar renta lo justifican en cierto modo. Mas en cualquier circunstancia, consideran el pugilato como una actividad de hombres torpes y primitivos. No se lo explican.

                                              ALTIUS, FORTIUS... Y AVENTURA

Es manifiesto el error de los que así piensan. Dando de lado, prescindiendo de la finalidad crematística o del concepto amateur, el Boxeo como práctica voluntariosa y racional resulta formativo física y espiritualmente, incluso sin salir del gimnasio. Pasemos de prisa por sus fases para destacar rápidamente la consecuencia.

La gimansia sueca, las tablas adecuadas, modifican la anatomía más o menos deficiente, más o menos dispuesta. Se llega al fortalecimiento físico. La técnica del Boxeo, logra el adiestramiento en dicho arte. Muchos simultanean ambas, aun cuando lo lógico y racional es que aquella de seis meses a un año al ejercicio del Boxeo de competición.

No todos los jóvenes son valientes. Los hay tímidos y audaces. El complejo de inferioridad alcanza dosis mayores en unos que en otros o bien lo disimulan peor. Salvo excepciones, "la cantidad de timidez" corre paralela con la deficiencia física. Pues bien; todo joven aquejado de aquel complejo que, tras el periodo de educación física, afronta los primeros golpes, estira su su brazo, abate al contrario... Saldrá aquel día del ginmasio mas erguido, enhiesta la cabeza, pisando más recio, abomdado el pecho y con mas cuello. Queda clara la consecuencia. Desapereció el complejo.

Pero aparte estos valores, la aventura y el correr riesgos son condición humana, con independencia de que los juegos de fuerza y destreza entre los hombres son innumerables, variados, tan viejos como el hombre mismo. El Boxeo es uno de ellos. En la Grecia clásica, suponen su cuna y Roma ya hizo Boxeo profesional. Modernamente, aunque pueden deslindarse amateurismo y profesionalismo atrae por el peculio, la gloria y la popularidad. Estos modernos gladiadores tienen innumerables adeptos que los sustentan. Y lo mismo que el hombre se empeña en escalar una roca, una altura por su parte más inaccesible, subir más alto, descender a simas inexploradas, alcanzar grandes velocidades, y en suma, hacer lo difícil corriendo peligros de esas pruebas, el Boxeo satisface todo ese conjunto de emociones puras e impuras a un sector humano que por ellas se siente atraido.

Y tras este repaso psicofilosófico un tanto vulgar, vemos por elevación que el Boxeo escapa a las ideas brutal y torpe que de el se sustenta. Es más, aún descendiendo sin más averiguaciones al espectáculo que se tiene "delante de las narices" y quienes lo brindan, ya tendremos ocasión (también filosofando) de demostrar que el Boxeo es para pensado, se realiza pensando y que los mejores son los más inteligentes.


Artículo escrito por el señor Don Julian Risoto para la revista Boxeo en 1.959.